Hola, soy Noelia Romero San Pablo, psicóloga, psicopedagoga y terapeuta
Mi forma de entender el trabajo terapéutico es desde un enfoque humanista. Más allá de los síntomas o problemáticas, me gusta mantener una visión de mi paciente como lo que es, una persona, un ser único con su propias vivencias y personalidad.
La familia, el entorno social y cultural, la situación presente y pasada y las expectativas y deseos futuros pueden generar malestar y sufrimiento en la persona y llevarla, en un momento dado, a buscar ayuda psicológica. Lo más satisfactorio de estar ahí como terapeuta es conseguir que la persona salga de la primera sesión con mayor tranquilidad y bienestar, y que regrese a la segunda diciendo que se encuentra mejor.
Cómo entiendo la terapia
Mi trabajo nunca será igual con dos personas distintas. Me adapto a las particularidades de cada una de ellas. Así, es la persona quien marca los ritmos dentro de la sesión, quien dice lo que quiere decir y calla lo que quiere callar.
Creo que, para que la terapia sea efectiva y cumpla sus objetivos, es fundamental que la persona que viene a terapia y yo mantengamos una relación basada en la confianza, el respeto, la libertad y la comprensión.
Siempre tratando de ir más lejos
Mi pasión por la psicología me motiva a seguir formándome y descubriendo nuevos campos de intervención y especialización. Recientemente me he acercado a la psicología perinatal. Es un campo apasionante, poco explorado y al que considero que no se le ha dado la importancia que tiene para la salud emocional de todos como hijos, hijas, madres, padres y sociedad en general.
Mi formación académica y experiencia profesional
- Licenciada en Psicología por la Universidad Autónoma de Madrid.
- Licenciada en Psicopedagogía por la Universidad Nacional de Estudios a Distancia (UNED).
- Técnica Superior en Educación Infantil.
- Psicóloga sanitaria desde el 2010.
Desde muy pronto, tuve claro que quería dedicarme a la psicología. Finalmente tuve que aplazar mi entrada en la universidad y para aprovechar el tiempo, decidí cursar el ciclo formativo de grado superior en Educación Infantil. Tras dos años de formación teórica y seis meses de formación práctica en una Casa de Niños, con niños y niñas de 1 a 3 años, conseguí entrar en la licenciatura de Psicología. ¡Mi sueño se hacía realidad!
Según fueron pasando los cursos, descubrí que, uniendo los conocimientos ya adquiridos sobre la educación de los más pequeños con los nuevos que iba aprendiendo en la universidad, me gustaría encaminar mi carrera profesional hacia la psicología infantil.
Cuando llegó el momento de hacer las prácticas profesionales de la licenciatura, tuve claro que quería hacerlas en el Instituto del Menor y la Familia de la Comunidad de Madrid, en el departamento de adopciones internacionales. Fue una experiencia enriquecedora a nivel personal y de formación. Al finalizarlas, comencé un voluntariado en una entidad colaboradora de adopción internacional que duró 2 años.
A la vez, decidí seguir formándome y comencé la licenciatura en Psicopedagogía. La elección de las prácticas de esta nueva licenciatura, me llevó a conocer a personas con diagnóstico de síndrome de Asperger, a sus familias y a su entorno. Tal fue el interés que me despertó que continué formándome y seguí en contacto con ellos. Tras 15 años, gran parte de mi trabajo sigue siendo con personas con este diagnóstico y sus familias.