La ansiedad: cómo pasar de la pelea al entendimiento
La sensación de ansiedad es algo molesto, desagradable e incluso incapacitante. Por eso vivimos peleados con ella, porque queremos que desaparezca. Es posible que sepas qué te la provoca pero muchas veces solo sientes los síntomas sin saber realmente cuál es el problema.

La sensación de ansiedad es algo molesto, desagradable e incluso incapacitante. Por eso vivimos peleados con ella, porque queremos que desaparezca. Es posible que sepas qué te la provoca pero muchas veces solo sientes los síntomas sin saber realmente cuál es el problema.
Te proponemos hacer algo distinto: comprender por qué la ansiedad ha aparecido en tu vida. Te ayudamos a explorar esas situaciones o áreas en las que no te sientes bien para que puedas ir descubriendo qué necesitas. Así, podrás relacionarte contigo, con los demás y con tu entorno de una manera más plena y satisfactoria.
¿Por qué tengo yo que sentir ansiedad?
Queremos dejar de sentir ansiedad y que no nos moleste más. Para ello, podemos fumar, medicarnos, tomar alcohol o drogas, evadirnos o distraernos. Aunque estas opciones pueden aliviarnos momentáneamente, sin embargo, no resolverán nuestro problema.
Sabiendo que la ansiedad es adaptativa y nos sirve para enfrentarnos a una situación que evaluamos como peligrosa o amenazante, ¿querríamos de verdad eliminarla?
¿Para qué nos sirve la ansiedad?
Todos buscamos satisfacer nuestras necesidades y evitar o minimizar las amenazas de nuestro entorno. En este sentido, la ansiedad es un mecanismo adaptativo que facilita nuestra relación con el medio en el que vivimos: nos avisa de un posible peligro y nos moviliza, por ejemplo, defendiéndonos de él o evitando riesgos.
Un cierto nivel de activación psicológica y fisiológica es necesario para estar atentos, activos y poder ofrecer respuestas satisfactorias. De esta manera, como individuos y como especie, conseguimos enfrentar problemas, desarrollar recursos, buscar apoyos o evitar peligros.
Pero, ¿por qué si es adaptativa nos sentimos tan mal y lo único que queremos es dejar de sentirla? Cuando ese nivel de activación necesaria sobrepasa ciertos límites nos genera malestar, llegando a interferir en distintas áreas de nuestra vida. Veamos en los siguientes apartados cuándo ocurre esto y qué podemos hacer.
Qué mejor momento que aquí y ahora
Para apostar por tu bienestar y de quienes te rodean.¿Cuándo sentimos ansiedad?
- Cuando he sentido un intenso malestar en una situación, y anticipo que me ocurrirá de nuevo. Al pensar en ello pueden aparecer síntomas corporales como respiración superficial, taquicardia, sudoración o rigidez muscular, entre otros. En adelante, evito situaciones similares para evitar ese malestar, lo que aumenta mi ansiedad, creando un círculo vicioso.
- Cuando quiero abarcar más de lo que mis recursos me permiten: creo que puedo con todo y/o no digo que no a nada, cargándome de tareas y responsabilidades.
- Cuando tengo miedo a la evaluación de los demás y creo que viviré situaciones de humillación, juicios negativos o rechazo. Si he sentido vergüenza, soledad o tristeza puedo evitar contactar con estas emociones. Distanciarme de lo que siento y de mis necesidades incrementa mi nivel de ansiedad.
- Cuando no vivo en el presente porque anticipo (y además negativamente) lo que puede ocurrir en el futuro. Me genera ansiedad y refuerza a su vez mis pensamientos negativos, generando expectativas catastrofistas.
- Cuando creo que no tendré recursos para afrontar la situación y tampoco recibiré ayuda de otras personas.
¿Qué podemos hacer?
- Cuando asumo un exceso de tareas o proyectos necesitaré evaluar mis creencias y expectativas. Por ejemplo, tal vez crea que debo hacerlo todo perfecto. Mi perfeccionismo puede ser una fuente importante de ansiedad, ya que lo manifestaré en las distintas áreas de mi vida. En este caso, necesitaré bajar el listón y ajustar mis expectativas.
- Si siento miedo ante la evaluación o juicio de los demás y ante posibles situaciones de rechazo o humillación, la ansiedad puede alertarme de mi necesidad de auto-apoyo. Es decir, confiar en mí y en mis capacidades, aceptarme como soy, disminuir mi juez y crítico internos o atender mis necesidades.
- Cuando tengo expectativas negativas sobre el futuro la ansiedad me advierte de que me he “desconectado” del presente. Y que lo único que hago es pensar y pensar. Una persona está más integrada y es más capaz de satisfacer sus necesidades cuando piensa, a la vez que siente y actúa.
En qué podemos ayudarte
Lo que te proponemos es que dejes de pelearte con tu ansiedad para que empieces a escucharla. Si ha aparecido es porque hay algo que atender.
La ansiedad no desaparece por arte de magia, ni con el paso del tiempo. Abordar las problemáticas que hemos mencionado es algo posible y realista. Te acompañamos en este proceso de aprender a escucharte. Trabajamos contigo para que puedas conocerte mejor y atender a aquello que te genera malestar. Porque empezar a quererte y valorarte, a vivir en el aquí y ahora sin miedo, a considerar y cubrir tus necesidades o desarrollar nuevos recursos y habilidades te hará vivir más plenamente y disfrutar de tu presente.
Contacta con nosotros si tienes alguna consulta que hacernos o si quieres concertar una cita